Es el “antibiótico” de los
pobres, como lo llamaba Messegué. Lo cierto es que posée grandes propiedades
antisépticas que combaten eficazmente las infecciones por microbios. En otros
tiempos la gente se lo frotaba por todo el cuerpo para protegerse de diversas
epidemias, como la peste.
El peligro de contraer infecciones está al alcance
de cualquiera, sin embargo siempre hay personas que sucumben a la gripe, por
ejemplo, mientras que otras no. ¿Por qué? Se supone que unas tienen
predisposición y otras no. Pero, en realidad, esa resistencia se adquiere. No
consiste sólo en tener buena salud, sino en crear en nosotros mismos un terreno
desagradable para el virus. Para ello, la alimentación y otros factores son muy
importantes, y probablemente si utilizamos el tomillo frecuentemente al
aderezar nuestros guisos o en forma de infusión, evitaremos muchos resfriados,
gripes y otros enfermedades sin darnos cuenta. Siempre se ha utilizado mucho en
la cocina de los países cálidos, y eso es precisamente porque el calor hace que
los alimentos sean más accesibles a los microbios… Estoy profundamente
convencida de que podemos reforzar las defensas naturales de nuestro cuerpo
contra todo tipo de infecciones usando por vía interna y externa plantas como
estas de las que os hablo hoy.
Uso interno:
la propiedad fundamental del tomillo es la de ser antiséptico, por lo cual
funciona muy bien en casos de bronquitis, gripe, resfriado, tos e infecciones
varias.
Además es antiespasmódico (útil
en palpitaciones, asma, calambres), y vermífugo (elimina parásitos
intestinales), refuerza el sistema inmunitario en general (aumenta la
producción de leucocitos, defensores del organismo, al contrario que los
antibióticos, que nos dejan inmunodeprimidos).
Parece que también estimula la
inteligencia, y que es afrodisíaco, propiedades que pueden derivar del efecto
tónico que ejerce sobre el organismo. Lo que no sabe casi nadie es que el
tomillo puede ser un buen sustituto del café, sin propiciar sus efectos negativos,
sino todo lo contrario, pues lucha contra el agotamiento psíquico, la pérdida
de memoria, la depresión y la irritabilidad nerviosa. La infusión de tomillo en
lugar del café ayudará también a nuestro sistema digestivo. Se prepara echando
una cucharadita de planta seca por taza de agua hirviendo, y se endulza con
miel, para que sea todavía más balsámica.
Uso externo:
haciendo una infusión más concentrada (dos cucharadas por taza) se puede hacer
un buen repelente antimosquitos. Si hervimos 500 gramos de tomillo durante
cinco minutos en 5 litros de agua, y luego añadimos esto al agua del baño,
obtendremos un tratamiento fortificante que nos vendrá bien en casos de
artritis, reuma, gota y astenia, así como contra el raquitismo en los
niños. Su infusión también es excelente en casos de eccemas, forúnculos,
alergias, acné, eritema solar, etc.
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